jueves, 30 de septiembre de 2010

Sobre el no Ser

Soy aquél, para ser el de hoy luego, y el de mas allá después.

Pobre sabio que no pudo dar a conocer su sabiduría
por no saber escribir,
lo llamaron loco,
mas no por ello dejó de ser feliz.

Hoy decidí que sea este el año de mi muerte,
sin pretender suicidarme físicamente,
lo que quiero es nacer de nuevo y
explicarme las lecciones que me enseña la vida.
Quiero tener vista de águila,
porque es en mi escritura
donde encontraré las enseñanzas de mi otro yo.
Y es a él a quien le encomiendo la pluma.

SUEÑO
A los 8 años tuve un sueño.

Nunca lo olvidé,
tal vez ha marcado mi vida sin yo saberlo.
Recuerdo que andaba cada vez mas deprisa,
escuchando los pasos agigantados de una sombra, y
los escuchaba cada vez mas cerca,
como si me envolviese su majestuosidad gigantesca.
Mis amigos delante, reían y jugaban
mientras andaban y corrían,
sin darse cuenta que atrás,
yo me estaba perdiendo.

La noche se volvió mas oscura,
me encontré solo y sin ver nada.
El miedo no me dejaba girar la cabeza.
La majestuosa sombra me tocó el hombro,
y yo sin girarme, sin verla,
muerto de miedo, desperté.

Me cubrí hasta la cabeza con la sabana,
debajo de ella y acurrucado como un bebé,
le pedí ayuda al cielo tras prometer
que sería bueno a partir de entonces;
estaba rogando cuando se encendió la luz de mi habitación,
y me hice el dormido inmediatamente.
Recibí un beso en la frente y me quedé dormido.
Al día siguiente asimilé a mi padre con el beso,
pues se levantaba temprano para trabajar,
y le pregunté si me dio un beso la noche anterior,
su respuesta fue no.
Insistí, y repitió que no.
Entonces le pregunté a mi madre y repitió la respuesta, no.

Hoy no recuerdo que me obsesionara los días siguientes,
si se que recordaba el sueño perfectamente hasta que lo escribí,
y se borró de mi mente.
Ahora solo se que existió,
y al leerlo no veo sueño ya,
me veo a mi escribiendo.




SOLEDAD

Una vez le pregunté a mi maestro por la soledad:

¿Estas solo?
No, estoy con Dios.
Y es verdad que no soy religioso,
pues no tengo una religión especifica.
Y que me escuchas decir a quién me pregunta que dios no existe.
Y aunque la respuesta no albergue duda,
es un no saber explicar mi pena.
Porque a pesar de conocer su existencia no se donde está,
ni lo veo en ninguna parte.
Veo una luz, pero a intermitencias.
Se apaga cada vez que muere una persona por hambre,
por frío, o como efecto colateral de las guerras.
Se vuelve a iluminar cuando de repente,
en lo mas profundo de mi tortura,
cuando el cieno empieza a cubrirme la cabeza...
me encuentro con una sonrisa que brilla con la luz de su mirada,
mientras ilumina la faz de las líneas de una cara,
que formándose poco a poco,
dibujan la divinidad hecha rostro.
Es entonces cuando veo lo que veo,
cuando siento lo que siento,
cuando sin quererlo se escapan un par de lagrimas
que caen al suelo con la fuerza de un torrente,
intentando hacer surco donde brote la semilla
una vez regada por la generosidad..

Sus palabras las recordé como el evangelio del no credo.


MUERTE

Otro día pregunté si debía tener miedo a la muerte.

No tengas miedo, contestó con rotundidad.
Cualquier motivo, hecho, objeto, sujeto, animal y
sobrenatural por el cual podamos tener el sufrimiento del miedo existe.
El miedo es la falta de un conocimiento,
es una ignorancia,
y por mucha sabiduría que se crea tener,
sin ver el miedo se está en predisposición a sufrirlo.
Verlo es tener la oportunidad de conocer su naturaleza
y dejar de sufrir por él,
pues éste se desvanece cuando es reconocido.

Entonces, ¿pueden ser perdonados mis errores?

Si existe una verdad existe un perdón.

Si la verdad es absoluta, el perdón también lo es,
el perdón debe ser absoluto.
La verdad es el conocimiento de un ser consciente,
luego la verdad vive.
El perdón es el efecto del conocimiento del ser vivo.
Siéntete perdonado, y
te darás cuenta cómo los demás también son perdonados.
Cada vez que niegues el perdón a una persona,
te lo niegas a ti mismo.
Este desconocimiento nubla la verdad hasta no verla,
pues si existe un plano superior de vida después de la muerte,
ésta está obligada a enseñarnos el camino hacia ella.

La presuntuosidad de confiar en tu verdad
hace que te sientas mejor en el silencio,
en la nada, estarás solo con tu secreto, y
posiblemente sabrás quien eres.

¿Y sabré vivir sin vivir?

Aprenderás, si.

En realidad es lo que haces, pues la vida es una farsa,
y esta no existe mas que en nuestra mente.
Si logras vivir en la realidad y comprender la no realidad,
conocerás el equilibrio que las relaciona.
En tu caso es el yo y las circunstancias.
Tu no existes por ti mismo solamente,
estás rodeado de otras existencias que te son necesarias
para sentirte y reconocerte como eres en la realidad.
Estas ligado a todas las existencias como el agua al río,
las nubes al cielo, las estrellas al universo...
como la naturaleza a la vida y a la muerte.
Las circunstancias son vida surgida de si misma,
y convertida en la razón, el yo.

¿Y cual es el propósito?

Para hacer conclusión de si misma y poder perfeccionarse.

Y esta respuesta me hizo recordar.

Al principio la vida era simple y sencilla,
el tiempo y la creación de múltiples formas de vida
llevó a la complejidad y su evolución hasta la conversión en verbo.
Existió un hombre que se atrevió con el verbo.

Ha pasado algún tiempo desde que Jesús sanaba enfermos,...
daba luz a los vacíos de espíritu,
daba de comer a los hambrientos de conocimiento,
tranquilizaba el corazón a los ansiosos de deseos,
hacia ver a los que no querían ver y
oír a los que no querían escuchar,
despertaba a los dormidos y enseñaba vigilia a los despiertos.
Y sobre todo perdonar, amar y perdonar,
él no hubiese querido dejar de hacerlo
pero se precipitaron los acontecimientos,
y en un lapsus del microespacio y el macro tiempo
volvió a tener una luz, esta vez la luz era negra..
Se dio cuenta de la micro sutileza de la arrogancia y
se presentó la presuntuosidad:

"Te proclamas hijo del Padre
porque verdaderamente no crees que exista, y
si creyeras que existe pensarías
que le haces un bien considerarte su Hijo
¿de verdad podrás pensar que Dios
te necesitaría a ti en particular?."

Jesús sintió llegar el final,
se vio vencido,...
pero al instante dudó,
y entonces pensó,
y al pensar sintió,
y con el sentir llegó a conocer,
para terminar viendo.

"Si, tienes razón,
tal vez he subestimado a quién llamo padre,y
que tu razonamiento me ha llamado la atención,
por lo que pediré perdón".

Y pidió perdón,
 no solo para él,
pidió perdón para la humanidad,
para todas las personas que se sacrificaban por ser,
ser mejores hijos,
ser mejores padres,
ser mejores amigos,
y a la arrogancia
de tener una visión positiva de la vida
e intentar ser mejor persona.

Jesús introdujo el concepto del perdón a la filosofía,
con la generosidad del amor.

Chynotaw O'hara