Agujeros negros. Su nacimiento y evolución
El movimiento de los astros es
en espiral y hacia delante (movimiento de traslación).
Su movimiento en espiral es
circular, originando una órbita que durará los miles o millones de años que
viva el astro.
Durante este tiempo la órbita
será causa de un punto de torsión en su centro (como el que causamos con un
dedo al moverlo en círculos en el agua).
Al principio sólo es un punto de
torsión, mas ya incluye una singularidad gravitacional (predicha por Einstein).
Llegado este punto, la fricción
del astro con su propia órbita le hace perder energía a éste, energía que no se
pierde porque es absorbida desde la órbita (punto de fricción) hasta el punto
de torsión, y ésta será la forma por la cual se alimentará el punto de torsión
(agujero negro en potencia, ahora es un bebé).
El punto de torsión crece
conforme acumula energía, pues ésta es expulsada a través de la singularidad en
porciones pequeñísimas. La energía acumulada, mientras espera para salir expulsada,
gira a velocidad extrema en el mismo punto de torsión, generándole más potencia
progresivamente.
El punto de torsión se hace
adulto, un agujero negro capaz de absorber el propio astro que lo creó, cuando
su potencia de giro es mayor que la que tiene la órbita del astro, lo cuál
acelerará el proceso de absorción.
Al final del proceso existen
varias posibilidades, todas terminan con la vida del astro y el nacimiento de
un agujero negro.
El tiempo de duración de éste lo
determinará las circunstancias, pues desaparecerá si deja de ser alimentado,
una vez expulse la energía que lo mantiene.
Si las circunstancias hacen que
consiga alimentarse de más astros irá creciendo y su órbita de atracción será
mayor.
Un agujero negro que consigue
llegar a abuelo o bisabuelo, o tatarabuelo, tendrá posibilidad de crear una
galaxia.
Primero girarán a su alrededor
decenas de astros, después cientos, hasta conseguir miles y millones de astros
girando a su alrededor.