martes, 8 de enero de 2019

2019 =12= 3 Buen año



El materialismo, como pensamiento filosófico, nace de la necesidad de una oposición al pensamiento idealista, que apoyaba (directa o indirectamente) la filosofía eclesiástica, al defender al “espíritu” como ente.
A la pregunta de si el espíritu es ente, claramente la dialéctica del materialismo ha demostrado que no, la respuesta es que el espíritu no puede ser ente.
Mas, quedaría por responder si el espíritu (sin ser ente) es un fenómeno o no, porque siendo fenómeno existe, y olvidando el ente se puede reconocer la existencia de algo, que por no saber que es, llamamos fenómeno, fenómeno que en ciencia se llamaría fuerza y estaría relacionada con energía, relacionando ésta inevitablemente con la materia.

La historia de la palabra Espíritu, forma parte de la humanidad, hace miles de años cuando la humanidad vivía en relación con su entorno natural, les ponían nombres a lo que consideraban su idea de relacionarse con la naturaleza: animales, plantas, fenómenos naturales, etc.

La investigación resultante de conversaciones con indígenas de cualquier parte del planeta, ha sugerido y sugiere, la palabra que traducimos como espíritu en sus tradiciones orales, es utilizada para comentar fenómenos relacionados con su contacto con la naturaleza, difíciles de entender para quienes viven en las ciudades y muy fácil para quienes viven en la naturaleza, o al revés, según el caso.

En el siglo XX se relacionó el espíritu con “fantasmas”, y provocó una corriente espiritista, que existiendo se hizo más popular. La tradición indígena oral nos enseña una relación energética con la naturaleza, es nuestra energía vital individual quién se relaciona con la energía vital individual de otro ser, bien sea éste un animal, una planta, etc. Nuestra conexión con la naturaleza es a través de nuestras energías, y esto también vale para nosotros, y podemos individualmente observar y contemplar el fenómeno.


Si somos seres energéticos, existen relaciones energéticas entre la naturaleza y nosotros, que son inexplicables con palabras.
Sin embargo, considerando la energía como nexo común de los fenómenos, y sin intención de hacer que ésta parezca ente, si se podría explicar por qué suceden fenómenos, que mentalmente los humanos reconocemos a lo largo de nuestra historia, pero que no podemos explicar con palabras, ni conseguir hacer real la idea de lo sucedido al explicarlo. 

Es un hecho que sucede pues se piensa, y se piensa porque sucede, una cosa sin la otra no existiría, y si existe una es porque existe la otra, y existirían (como existen) las dos: el pensamiento y quién piensa.
Quién es capaz de reconocerse así mismo, es capaz de reconocer la inteligencia, la herramienta del ser pensante que vislumbra una idea, y quiere explicarla a través de sus pensamientos para expresarla después.

Cuando el ser humano observa la inteligencia, podemos ver que sirve para todo, no tenemos diferentes inteligencias para una cosa u otra, la misma sirve para todo, pero es una herramienta, no es conciencia, conciencia la tiene un ser consciente, y la inteligencia no es un ser.

El ser humano no puede considerarse una máquina, tal como consideramos a las máquinas los seres humanos, y el materialismo nos puede (y lo hace) considerar máquinas biológicas totalmente predecibles, nos cuentan descubrimientos genéticos, pero se callan los descubrimientos epigenéticos (el estudio ambiental de los genes).

El ser humano no es solo materia, la materia es inseparable de la energía. El 95% de la materia es energía, y el materialismo filosófico obvia éste 95%, como también obvia comentar que se habla sobre el 5% de la materia, comparándola con el ser humano hablan sobre el 5% del ser humano.

Y así es, pues el materialismo habla de cuerpo cuando se refiere al ser humano, se deshizo de espíritu primero, y después de mente al considerar que ésta es el cerebro, y esto es negar demasiado.

El idealismo es para mí, algo natural de los seres humanos, sentir algo que te lleva a pensar en ello, y saber que lo que piensas está más allá de lo físico. 
Dialécticamente será inevitable nombrar como ente un pensamiento que nunca podrá serlo, pero indispensable para nuestro lenguaje humano que siempre quiere saber de lo que se está hablando, y esto sugiere poner nombre a todo, incluyendo ideas que no tenemos resueltas, esto induce al sentido de identidad, un ente metafísico inexistente como ente, admitiendo la existencia de un fenómeno.

Así, cuando la física descubrió una partícula minúscula, pensó que era el átomo, la partícula indestructible mencionada por los griegos, y así la llamó. Pero más tarde cuando se dividió el átomo en partículas más pequeñas no llamaron a éstas átomos, algunas personas preferían decir que los griegos se habían equivocado porque los átomos no son indestructibles.

Los pensamientos filosóficos: idealismo y materialismo, son dos caras de una misma moneda, a cada idea le falta un poco de la otra para ser completa. Cada una por su lado se vuelven absolutistas y crean ideologías de regímenes dictatoriales, olvidándose de la esencia humana y de la humanidad.

La filosofía humanista de la que presume nuestra sociedad moderna es dualista, pues se piensa en oposición a otro pensamiento, no tener posición tampoco sirve porque se cae en el nihilismo, sin embargo, existe otra posición: el camino del medio que se aleja de los extremos.


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