Es curioso
el dato histórico que existe sobre la energía en la India.
El yoga se
practica y se estudia desde hace miles de años en la India.
Las posturas
de yoga sirven para dirigir nuestra energía interior hacia un órgano vital y
reforzarlo. Las personas practicantes, al cabo de años, reconocerán esta
energía vital que pueden dirigir, en su interior.
Cuando la
conocen, dejan de practicar yoga, porque dirigen la energía hacia cualquier
parte del cuerpo con la intención. Y pasan a practicar el gran yoga, la
meditación.
Porque nunca
nos lo han contado, podemos pensar, que sin aprender a meditar podemos
practicar meditación, mas no es así.
Primero hay que aprender y saber meditar. Esta práctica, el
aprendizaje, llevará de 10 a 20 años hasta saber meditar y empezar su práctica
correctamente.
Usted, ¿sabe
leer? Sería extraño que una persona que no sabe leer leyera esto. Piense si en
la India se preguntan entre sí ¿sabes meditar?, seguro que no.
Existen escuelas de yoga, no existen escuelas de meditación,
y ahora verán porqué.
Existen dos
enseñanzas básicas para aprender a meditar, pienso que se las enseñaban desde
niños.
1ª
enseñanza. Parar los pensamientos. Duración de la practica de 3 a 5 años.
Siéntate con
la espalda recta y escucha tu respiración, el objetivo es parar cualquier
pensamiento que tengas, escuchando tu respiración.
Observando tu respiración, iníciate en el arte de la
respiración.
2ª
enseñanza. Observar los pensamientos. Duración de la práctica de 10 a 15 años.
Ahora
permitirás el surgir del pensamiento, el objetivo es observarlo sin
intervención.
Recurrir
siempre a la respiración cuando sea necesario.
Terminar la investigación sobre el arte de la respiración.
Es cierto que podrían extenderse estas enseñanzas a tres
páginas, y especificar más, o mejor, y también es cierto que a las niñas y a
los niños no es necesario explicar más, la practica es personal y no debe
dirigirse su aprendizaje, este debe ser natural, dejando que fluya naturalmente
lo que ha de acontecer.
Siguiendo la
historia, en Japón un maestro practicando la meditación obtuvo un conocimiento
que compartió con la humanidad.
Cuando
inspiramos, las palmas de nuestras manos absorben energía.
Cuando expiramos (soplamos) las palmas de nuestras manos expulsan
energía.
Así, cuando
colocamos nuestras manos una frente a la otra, con nuestra respiración se forma
una bola de energía entre las dos manos. Con la practica de 5 minutos diarios
se consigue tocar la energía a través del calor primero, y la electricidad de
tus manos después.
Si
anteriormente a la practica se colocan las palmas de las manos mirando a la
tierra durante uno a tres minutos, las manos se cargarán de energía vital de
nuestro planeta Tierra, después será más fácil crear la bola de energía.
Para
comprobarlo, pueden poner las palmas de sus manos (sin tocar, a unos
centímetros de distancia) en una herida, cicatriz o una dolencia en el cuerpo,
artrosis también, y comprueben la interacción energética observando lo que
siente.
He de hacer
una advertencia, el poder de la energía de la Tierra que recogemos a través de
nuestras manos es muy potente (no es un juego), para todas las personas y
especialmente mayores de 50 años si sienten somnolencia mientras absorben
energía con las manos, duerman, no se lo piensen, la primera muestra energética
relacionada con la salud es un equilibrio atómico, y nuestro organismo necesita
que la persona esté dormida, es la razón de la somnolencia.
He visto
caer a plomo a una persona, la mejor prevención para las personas mayores es
practicar sentadas o acostadas (y a ser posible acompañadas), y las manos mirando la Tierra.
Cuando las
manos están cargadas, y no sienten somnolencia, practican hacer una bola de
energía o imprimen energía directamente de la palma de sus manos a cualquier
dolencia que tengan a través de la respiración.
Hablo de
comprobar, investiguen primero, el objetivo es conocer la energía, tocarla con
sus manos, una bola de energía no se ve, si está es porque la persona nota como
se comprime cuando la aplastamos y como se estira cuando alejamos nuestras
manos unos centímetros, siempre al ritmo de la respiración.
Con la
imposición de las manos sobre cualquier dolencia, herida o cicatriz, a unos centímetros
sin tocar, sentirán la interacción energética por el calor al principio, las
corrientes después, y cierto dolor (sin doler) al final después de 5, 10 o 15
minutos.
Hablo de
comprobar, el tiempo estimado de personas expertas sería de un mínimo de 25 o
30 minutos.
Por
repetirme, la constancia de la práctica ha de ser cotidiana.
Las personas
jóvenes y sanas en general les costará más, tal vez, sentir la energía, porque
no tienen dolencias donde comprobarla y tienen que tocarla directamente.
Chynotaw O´hara
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