Lo creado y el creador.
Pensamiento y quién piensa.
Idea y quien tiene la idea.
El fenómeno humano.
Teóricamente conocemos el principio, nos lo contaron una y
otra vez, y nos lo siguen contando hoy una y otra vez.
En el
principio había quietud, desde la creación y en lo creado todo está en
movimiento.
Hoy se
explica desde la singularidad, un lugar donde no existe el espacio tiempo que
conocemos y estudiamos. Desde y después de la singularidad viene la creación y
lo creado, evolucionando con el tiempo que da el movimiento (la dinámica del
cosmos).
La energía con la que impregna el movimiento la creación, se
impregna de lo creado, luego, la falta de quietud primigenia la separa del
principio donde si impera la quietud, la singularidad.
Los seres
humanos estamos en disposición de contactar con la energía vital que nos
impregna a los seres humanos y al universo. Ya nos hemos dado cuenta de la
existencia de esta energía en nosotros y en el universo.
Tanto en física como en filosofía, añadiendo las
experiencias de personas registradas a la largo de nuestra historia humana, hoy
no se puede negar la existencia de una energía que conociendo su existencia se
escapa a nuestro intelecto, y no la podemos explicar (todavía).
Desde su
conocimiento ancestral (animista), este se ha utilizado para la salud y
bienestar físico y mental. La relación humana con su entorno le llevó a la
armonía con la naturaleza de quién compartía espacio y tiempo.
Darse cuenta
de esta relación los llevó a observar que a falta de comunicación intelectual
la relación era intuitiva, y se dieron cuenta de la existencia de una intuición
humana.
La
revelación fue dada al comprobar que existía armonía cuando no alteraban el
orden en su alrededor, y dejaba de haber armonía cuando se alteraba el orden
natural en su alrededor. Quienes se daban cuenta transmitirían a los demás esta
observación desde un punto de vista social ¿cómo conseguiremos armonía en
nuestro poblado? Aprendiendo de la naturaleza que nos rodea, si nos tratamos
con la armonía con la que tratamos lo que nos rodea buscando armonía, también
conseguiremos armonía en el poblado.
Así la
intuición humana conoció la energía, como esta no se puede explicar (todavía),
de las personas que se daban cuenta de ella y la estudiaban se hicieron sabias,
consiguiendo un estatus social. Conocidas en las tradiciones chamánicas del
planeta, transmitieron conocimientos médicos tanto para sanación como
prevención de las enfermedades, contando las bases alimenticias que armonizan
nuestro organismo físico y mental.
Los
conocimientos de la humanidad sobre las plantas y raíces llegan hasta la
antigüedad animista de nuestros ancestros.
Los
conocimientos de los que hablo se adquieren desde lo que se sabe.
Por eso los
maestros y maestras ancestrales, sabiendo esto, se comportarán como reflejos de
sus discípulos y discípulas, esperando que se den cuenta por sí, de lo que
saben ya, y desde aquí ir sumando sabiduría.
Se aprende
poco a poco el mecanismo, y cuando se sabe, se le enseñará completo a quién de
las personas, esté atenta, el algo nuevo que aprenda será darse cuenta que lo
sabe.
Y darse
cuenta muchas veces lleva a la comprensión ¿por qué muchas veces? Porque no nos
damos cuenta a la primera, ni a la segunda, son muchas veces las necesarias
hasta “darse cuenta”, y muchas más hasta saber que eso es comprensión, primero
entenderemos y después comprenderemos.
Si entendemos que existe una energía vital comprenderemos
que ella significará el orden en nuestro organismo, nuestro desorden orgánico y
mental será debido a un desequilibrio energético, ocasionado por nosotros
mismos y nuestra dependencia a causas y condiciones.
A esta energía vital se le ha dado muchos nombres a lo
largo de nuestra historia, como si el nombre importara, y nos creemos que
sabiendo su nombre la conoceremos, siento las personas que conocieron la
energía y las que la conocen siguen sin ponerle nombre, para así no tener que
explicarla
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