Discurso sobre la falta del
"yo"
Este es el segundo discurso que Buda entregó al grupo
de los cinco ascetas, en el cual discute el principio de anatta (la ausencia
del “yo”). Usando el método de preguntas-respuestas en un diálogo con su
audiencia, Buda demuestra que no puede haber esencia alguna en ninguno de los
cinco componentes (khandas) que permitiría identificarse con uno mismo. Como
resultado de este discurso, los cinco monjes alcanzaron el máximo grado de
iluminación (arahatta). www.boequetheravada.org
En aquel tiempo el Buddha se dirigió al grupo de cinco
monjes:
Monjes, la forma carece de yo. Si la forma tuviera un
yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir: que mi forma sea
así, que mi forma no sea así. Como la forma carece de yo, es propensa a la
aflicción y no es posible decir: que mi forma sea así, y que mi forma no sea
así.
Monjes, la sensación carece de yo. Si la sensación
tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi
sensación sea así, que mi sensación no sea así. Como la sensación carece de yo,
es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi sensación sea así y
que mi sensación no sea así.
Monjes, la percepción carece de yo. Si la percepción
tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi
percepción sea así, que mi percepción no sea así. Como la percepción carece de
yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi percepción sea
así, y que mi percepción no sea así.
Monjes, las formaciones mentales carecen de yo. Si las
formaciones mentales tuvieran un yo, no serían propensas a la aflicción y sería
posible decir, que mis formaciones mentales sean así, que mis formaciones
mentales no sean así. Como las formaciones mentales carecen de yo, son
propensas a la aflicción y no es posible decir, que mis formaciones mentales
sean así y que mis formaciones mentales no sean así.
Monjes, la consciencia carece de yo. Si la consciencia
tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi
consciencia sea así, que mi consciencia no sea así. Como la consciencia carece
de yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi consciencia sea
así y que mi consciencia no sea así.
¿Qué piensan, monjes? ¿La forma es permanente o
impermanente?
Impermanente, Venerable Señor.
Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o
satisfactorio?
Insatisfactorio, Venerable Señor.
¿Es correcto considerar lo que es impermanente,
insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto
es mi yo?
No, Venerable Señor.
¿La sensación es permanente o impermanente?
Impermanente, Venerable Señor.
Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o
satisfactorio?
Insatisfactorio, Venerable Señor.
¿Es correcto considerar lo que es impermanente,
insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto
es mi yo?
No, Venerable Señor.
Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o
satisfactorio?
Insatisfactorio, Venerable Seños.
¿Es correcto considerar lo que es impermanente,
insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto
es mi yo?
No, Venerable Señor.
¿Las formaciones mentales son permanentes o
impermanentes?
Impermanentes, Venerable Señor.
Lo que impermanente ¿es insatisfactorio o
satisfactorio?
Insatisfactorio, Venerable Señor.
¿Es correcto considerar lo que es impermanente,
insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto
es mi yo?
No, Venerable Señor.
¿La consciencia es permanente o impermanente?
Impermanente, Venerable Señor.
Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o
satisfactorio?
Insatisfactorio, Venerable Señor.
¿Es correcto considerar lo que es impermanente,
insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto
es mi yo?
No, Venerable Señor.
Por lo tanto, Monjes, ninguna forma pasado, futura o
presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o
próxima es mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con
sabiduría, como realmente es.
Ninguna sensación pasada, futura o presente, interna o
externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo
soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como
realmente es.
Ninguna percepción pasada, futura o presente, interna
o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo
soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como
realmente es.
Ninguna formación mental pasada, futura o presente,
interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es
mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría,
como realmente es.
Ninguna consciencia pasada, futura o presente, interna
o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía ni yo
soy ella ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría como
realmente es.
Percibiendo esto, monjes, el discípulo sabio y noble
pierde el encanto por la forma, la sensación, la percepción, las formaciones
mentales y la consciencia. Y a causa de este desencanto, abandona la pasión, y
debido a la ausencia de pasión, se libera, y una vez liberado, es consciente de
esa liberación, sabe que el renacimiento está agotado, que la vida santa ha
sido vivida, que no hay nada más que realizar.
Así habló el Bienaventurado. Complacidos, aquellos
bhikkhus se regocijaron en lo que el Bienaventurado había dicho. Durante el transcurso
de esta exposición, sin apego, el grupo de cinco monjes se liberó de las
impurezas.
Entonces hubo seis Arahants en el mundo.
Publicación tomada del sitio http://www.bosquetheravada.org
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